pequeñas ediciones de libros de poesía
46 p. ; 17 x 14 cm.
ISBN 978-631-00-9962-0
Arte de tapa: Jazmín Varela
Diseño y maquetación: Lucas Collosa
......................................................................
Elevación, vuelo y dispersión de los panaderos
El espectro de una flor que crece en la maleza, un tallo sin hojas y filamentos que no son pétalos. Una bola andrógina concentrada en un lóbulo modesto calladamente transporta semillas con forma de pan. Expandirse y caer es su estrategia habitual. Planea como un dron de vuelo interrumpido. Su caída es lenta, su cuerpo velludo y vulnerable.
Antes hacíamos un pedido y los liberábamos con ansias. Les rendíamos gratitud, eran una apuesta a futuro. Nuestro aliento los empujaba a seguir, y a fuerza de oxigenación circulaba el deseo. Más tarde descubrimos que el truco consistía en crear una ilusión pasajera, asumimos la edad y el peso de un encargo semejante para seres tan livianos.
Ahora vagan entre las paredes del patio, avanzan por el aire y flotan en cámara lenta. No hay ninguna magia atada a esos destinos. Esferas pálidas que se arrastran hasta los zócalos mientras giran o vuelan sin rumbo. Si es que esto es volar, dejarse llevar donde el viento los acomode.
Un lenguaje escondido
El herrero tartamudea, murmura, insulta, se va cargando en cada jadeo hasta arrastrar la emoción al llanto. Es un hombre de cincuenta y siete años que vive con su madre. Del otro lado, esa ballena se retuerce de tristeza; de este lado enciendo la máquina y me entrego al insomnio. Sé que entrada la mañana me espera el zumbido de la sierra, los graves del compresor y el pulso de la maza.
A la siesta resuena el niño autista. Parece hablarle al barrio desde un balcón del edificio de enfrente. Su voz mecánica encadena patrones al ritmo de saltos y aleteos de manos. Asocio los gruñidos con una suerte de mensaje encriptado. Las plantas metabolizan los ruidos, un perro demanda presencia, una paloma arrulla ¿canta, llora, reclama? No hay palabras precisas ni silencio objetivo. A toda hora se insinúa una necesidad sin destino concreto.
$15.000,00
$12.500,00
16% OFF
46 p. ; 17 x 14 cm.
ISBN 978-631-00-9962-0
Arte de tapa: Jazmín Varela
Diseño y maquetación: Lucas Collosa
......................................................................
Elevación, vuelo y dispersión de los panaderos
El espectro de una flor que crece en la maleza, un tallo sin hojas y filamentos que no son pétalos. Una bola andrógina concentrada en un lóbulo modesto calladamente transporta semillas con forma de pan. Expandirse y caer es su estrategia habitual. Planea como un dron de vuelo interrumpido. Su caída es lenta, su cuerpo velludo y vulnerable.
Antes hacíamos un pedido y los liberábamos con ansias. Les rendíamos gratitud, eran una apuesta a futuro. Nuestro aliento los empujaba a seguir, y a fuerza de oxigenación circulaba el deseo. Más tarde descubrimos que el truco consistía en crear una ilusión pasajera, asumimos la edad y el peso de un encargo semejante para seres tan livianos.
Ahora vagan entre las paredes del patio, avanzan por el aire y flotan en cámara lenta. No hay ninguna magia atada a esos destinos. Esferas pálidas que se arrastran hasta los zócalos mientras giran o vuelan sin rumbo. Si es que esto es volar, dejarse llevar donde el viento los acomode.
Un lenguaje escondido
El herrero tartamudea, murmura, insulta, se va cargando en cada jadeo hasta arrastrar la emoción al llanto. Es un hombre de cincuenta y siete años que vive con su madre. Del otro lado, esa ballena se retuerce de tristeza; de este lado enciendo la máquina y me entrego al insomnio. Sé que entrada la mañana me espera el zumbido de la sierra, los graves del compresor y el pulso de la maza.
A la siesta resuena el niño autista. Parece hablarle al barrio desde un balcón del edificio de enfrente. Su voz mecánica encadena patrones al ritmo de saltos y aleteos de manos. Asocio los gruñidos con una suerte de mensaje encriptado. Las plantas metabolizan los ruidos, un perro demanda presencia, una paloma arrulla ¿canta, llora, reclama? No hay palabras precisas ni silencio objetivo. A toda hora se insinúa una necesidad sin destino concreto.