pequeñas ediciones de libros de poesía

72 p.; 17 x 14 cm.

ISBN 978-631-00-0269-9

Colección Amiga

Foto y arte en tapa: Virginia Molinari

Diseño y maquetación: Lucas Collosa

Colaboración editorial: Anabel Martin


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&: un tratado sobre la amistad


Escucho desde los árboles las músicas que mi vecino le ofrece a nuestro paisaje. También, en el fuego de esta noche, tengo en

mis manos el manuscrito de Qué bajo hemos caído de Agustín González & Alejandra Benz. Con el calor suben versos perennes, de una lengua natural extraña, que sólo formulan los gemelos.

El contrapunto es la conversación entre agustines & alejandras. El cuerpo de estos poemas podría explicarse en un único grafema

indivisible y copulativo: &.

Así, en el cobijo de ciertas coplas, mi vista se eleva al fin de una noche etérea y cósmica del elemento transparente.

En el manto del firmamento, la quintaesencia lírica de la amistad y la diversión define el periplo interestelar de este precioso libro. Bellezas helénicas se configuran en la hilada de estas palabras. Adoro sus líneas, quisiera leerlas 8 veces más y ser siempre testiga de este dueto tremendo. Ellos fuman subidos al tiempo de las épocas.

Vuelvo a la tierra atravesando un duelo que convoca nombres y personas. Se organizan seres vivos con patologías vegetales,

se convocan estrellas de la música y el showbiz y se superan los temblores de la Tierra. Agustín y Alejandra avanzan en un frontón

léxico tan amoroso como sagaz. Al golpe de cada verso detallan zonas de ascesis, las que vociferan a los 4 vientos:

¡lean esta gloria de la virtud, acá está el gran poema!


Lila Siegrist


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Alejandra, una tarde ebria en el campo me dijiste

que yo no sabía conservar el amor, que mis novios me abandonaban.

Ahora tengo este poema entre las manos para decirte

que tenías razón, mucha razón. No me fue dado tal conocimiento

o no aprendí todavía. Sé que el bulbo de tulipán se guarda en la heladera

los pepinillos en vinagre, las aceitunas en salmuera

pero ¿cómo se hace, Alejandra, para conservar el amor

si se me escapa de los brazos como una gata arisca

si se me esfuma de la mente como una melodía

si se va cuando es primavera o verano y vuelve cuando es invierno?

“Es la promiscua condición del homosexual” vas a decir.

“Qué bajo hemos caído”. “Cosecharás tu siembra”.


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Cuando Cristina sancionó el matrimonio igualitario

estábamos muy felices

porque por fin nos podíamos casar

y así lo hicimos.

Fuimos marido y mujer en Facebook.

Eran días preciosos,

cuidábamos nuestros jardines acuáticos,

nos enviábamos imágenes,

peleábamos tontamente por María Kodama,

vos tenías tu novio, cocinaban, salían y se amaban,

yo tenía mi novia, cocinábamos, salíamos y nos amábamos,

a veces compartíamos tiempo los cuatro juntos:

recitales, teatro, muestras, todo era abundancia

y después ¿qué pasó?

Al final yo tampoco sabía conservar el amor

que quedó dentro de una red social que hoy es ruinas.

Te amo, Agustín

pero creo que necesitamos el divorcio.

Qué bajo hemos caído - Alejandra Benz y Agustín González

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72 p.; 17 x 14 cm.

ISBN 978-631-00-0269-9

Colección Amiga

Foto y arte en tapa: Virginia Molinari

Diseño y maquetación: Lucas Collosa

Colaboración editorial: Anabel Martin


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&: un tratado sobre la amistad


Escucho desde los árboles las músicas que mi vecino le ofrece a nuestro paisaje. También, en el fuego de esta noche, tengo en

mis manos el manuscrito de Qué bajo hemos caído de Agustín González & Alejandra Benz. Con el calor suben versos perennes, de una lengua natural extraña, que sólo formulan los gemelos.

El contrapunto es la conversación entre agustines & alejandras. El cuerpo de estos poemas podría explicarse en un único grafema

indivisible y copulativo: &.

Así, en el cobijo de ciertas coplas, mi vista se eleva al fin de una noche etérea y cósmica del elemento transparente.

En el manto del firmamento, la quintaesencia lírica de la amistad y la diversión define el periplo interestelar de este precioso libro. Bellezas helénicas se configuran en la hilada de estas palabras. Adoro sus líneas, quisiera leerlas 8 veces más y ser siempre testiga de este dueto tremendo. Ellos fuman subidos al tiempo de las épocas.

Vuelvo a la tierra atravesando un duelo que convoca nombres y personas. Se organizan seres vivos con patologías vegetales,

se convocan estrellas de la música y el showbiz y se superan los temblores de la Tierra. Agustín y Alejandra avanzan en un frontón

léxico tan amoroso como sagaz. Al golpe de cada verso detallan zonas de ascesis, las que vociferan a los 4 vientos:

¡lean esta gloria de la virtud, acá está el gran poema!


Lila Siegrist


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Alejandra, una tarde ebria en el campo me dijiste

que yo no sabía conservar el amor, que mis novios me abandonaban.

Ahora tengo este poema entre las manos para decirte

que tenías razón, mucha razón. No me fue dado tal conocimiento

o no aprendí todavía. Sé que el bulbo de tulipán se guarda en la heladera

los pepinillos en vinagre, las aceitunas en salmuera

pero ¿cómo se hace, Alejandra, para conservar el amor

si se me escapa de los brazos como una gata arisca

si se me esfuma de la mente como una melodía

si se va cuando es primavera o verano y vuelve cuando es invierno?

“Es la promiscua condición del homosexual” vas a decir.

“Qué bajo hemos caído”. “Cosecharás tu siembra”.


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Cuando Cristina sancionó el matrimonio igualitario

estábamos muy felices

porque por fin nos podíamos casar

y así lo hicimos.

Fuimos marido y mujer en Facebook.

Eran días preciosos,

cuidábamos nuestros jardines acuáticos,

nos enviábamos imágenes,

peleábamos tontamente por María Kodama,

vos tenías tu novio, cocinaban, salían y se amaban,

yo tenía mi novia, cocinábamos, salíamos y nos amábamos,

a veces compartíamos tiempo los cuatro juntos:

recitales, teatro, muestras, todo era abundancia

y después ¿qué pasó?

Al final yo tampoco sabía conservar el amor

que quedó dentro de una red social que hoy es ruinas.

Te amo, Agustín

pero creo que necesitamos el divorcio.

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