pequeñas ediciones de libros de poesía
60 p. ; 17 x 14 cm -
ISBN 978-987-88-2322-5
Obra de tapa: Manue Virtual
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1.
Es navidad, la familia ya se duerme, el cuaderno celeste y B
me piden ir a caminar a la playa.
Intimidado por la oscuridad de la calle, B
me da la mano con fuerza y se queda al lado mío
parlotea excitado, todavía cree en Papa Noel,
F como siempre le compró el regalo que él quería.
Recuerdo que cuando A era una bebé
vinimos con ella y F otra nochebuena
llevarlo a él es cerrar un ritual,
una plegaria que Jesús y Iemanjá
escribirán en el cuaderno celeste.
B está creciendo, hoy juega a imitar todo lo que hago
cuando hablé de las nubes y la luna repitió mis palabras
cuando me agaché a recoger una piedra en la arena
hizo el mismo gesto.
“Es la primera vez que veo el mar de noche”, le dice B al cuaderno celeste
La playa se fue poblando:
un grupo de adolescentes alrededor de una fogata,
otros vestidos de fiesta van camino del salón del hotel,
de una casa cercana tiran una ráfaga de fuegos artificiales.
Los rojos y azules se multiplican contra la oscuridad del mar
temo que el ruido lo haya asustado,
aprieta con fuerza mi corazón y mi índice.
Cuando la pirotecnia deja de iluminarlo
me regala una mirada
una de esas que saben
salvar el sentido del mundo.
(de El cuaderno celeste)
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El culo de bronce
Nos gustaba fumar paragua en un banco
a la sombra del culo de bronce
de la estatua de la plaza San Martín.
Tirana, me decías, en las tardes legañosas,
me siento tan tapado como ese orto ciego y cerrado.
¿Qué hacemos en esta plaza llena de agilados
además de ser blanco móvil del mierdazal de las palomas?
Yo cebaba y armaba
Maquieira se escuchaba diciendo
que ese culo era un agujero negro,
una galaxia dispuesta a tragarnos
o a aplastarnos, cuando el sorete de bronce,
que tarde o temprano iba a salir de ese orto patrio,
rodara como una gigantesca bala de cañón sobre la plaza.
Trepé el tapial de mármol
y le puse un vasito de Activia vacío
que saqué de la basura
en el hocico al caballo.
¡Que reviente todo, hoy será el fin del mundo!
Te reíste y me besaste
nos sacamos selfis con tu celu
fue la primera vez
que me subiste en tus redes.
( de El cuaderno negro)
60 p. ; 17 x 14 cm -
ISBN 978-987-88-2322-5
Obra de tapa: Manue Virtual
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1.
Es navidad, la familia ya se duerme, el cuaderno celeste y B
me piden ir a caminar a la playa.
Intimidado por la oscuridad de la calle, B
me da la mano con fuerza y se queda al lado mío
parlotea excitado, todavía cree en Papa Noel,
F como siempre le compró el regalo que él quería.
Recuerdo que cuando A era una bebé
vinimos con ella y F otra nochebuena
llevarlo a él es cerrar un ritual,
una plegaria que Jesús y Iemanjá
escribirán en el cuaderno celeste.
B está creciendo, hoy juega a imitar todo lo que hago
cuando hablé de las nubes y la luna repitió mis palabras
cuando me agaché a recoger una piedra en la arena
hizo el mismo gesto.
“Es la primera vez que veo el mar de noche”, le dice B al cuaderno celeste
La playa se fue poblando:
un grupo de adolescentes alrededor de una fogata,
otros vestidos de fiesta van camino del salón del hotel,
de una casa cercana tiran una ráfaga de fuegos artificiales.
Los rojos y azules se multiplican contra la oscuridad del mar
temo que el ruido lo haya asustado,
aprieta con fuerza mi corazón y mi índice.
Cuando la pirotecnia deja de iluminarlo
me regala una mirada
una de esas que saben
salvar el sentido del mundo.
(de El cuaderno celeste)
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El culo de bronce
Nos gustaba fumar paragua en un banco
a la sombra del culo de bronce
de la estatua de la plaza San Martín.
Tirana, me decías, en las tardes legañosas,
me siento tan tapado como ese orto ciego y cerrado.
¿Qué hacemos en esta plaza llena de agilados
además de ser blanco móvil del mierdazal de las palomas?
Yo cebaba y armaba
Maquieira se escuchaba diciendo
que ese culo era un agujero negro,
una galaxia dispuesta a tragarnos
o a aplastarnos, cuando el sorete de bronce,
que tarde o temprano iba a salir de ese orto patrio,
rodara como una gigantesca bala de cañón sobre la plaza.
Trepé el tapial de mármol
y le puse un vasito de Activia vacío
que saqué de la basura
en el hocico al caballo.
¡Que reviente todo, hoy será el fin del mundo!
Te reíste y me besaste
nos sacamos selfis con tu celu
fue la primera vez
que me subiste en tus redes.
( de El cuaderno negro)