pequeñas ediciones de libros de poesía

Perfeito (un poema de Fernando Callero)

Mi viejo decía perfeito, no perfecto,

y a mí me agarraba un sopor nervioso

y me quería morir. O que se muera.

Después de todo era preferible ser muerto

o huérfano

antes que tener un padre que diga “perfeito”.

Encima lo decía a cada rato

porque el término había ingresado

a la jerga comercial de la época.

Si lo acompañaba a vender bombachas

a Basavilbaso, prefería quedarme en el auto

escuchando casets, leyendo un Emecé sin tapas

de Niko Kazanzakis

antes que pasar calor en los negocios

escuchando a mi viejo cada dos por tres

decir “perfeito”.

Me sonaba brasilero y algo porno,

además de la descalificación que le acarreaba

ese error de dicción

a un hablante correcto de su lengua.

Él no había terminado el sexto grado.

A mí me apretaba el cuello una corbata

de bachiller

y a los 12 era un neurótico de la gramática

y de las oraciones.

Entiendo que mi viejo también soportaba

andar con Fray Mamerto Esquiú de acompañante,

pero así son las cosas. Mi historia.

Un viaje en break con el mate estrellándose

contra los vidrios del Renó.

Mamá que saca cuentas, papá en su paraíso

de lycra y notas de pedido.

Los hermanitos atrás

rogando que los dejen juntar de ese campito

un cachorro con sarna.

¿Cuánto suman las facturas, Susana?

257.000 pesos.

Perfeito.


Fernando Callero

(1971-2020)

Mi carrito